jueves, 30 de julio de 2009

El paseo

La concentración mensual conocida como “bicicrítica”, se trata de unas ánarquica reunión informal de ciclistas que reclaman en Madrid: el respeto de los automovilistas, así como el apoyo institucional de las autoridades, quieren fomentar un mayor uso de la bicicleta en la ciudad. En estas quedadas mensuales, como ellos lo llaman, en cada nueva convocatoria, aumentaba el número de participantes. Abundan los jóvenes y personajes diversos: con rocambolescos aspectos, en menor número: personas mayores y niños, aunque alguno siempre se ve.
Se trata de una manifestación variopinta, con gente de todo parecer, algunos llevaban mascotas: perros, una pitón, un hurón. También participan una buena cantidad de patinadores de ambos sexos. Las patinadoras, supongo que por el ejercicio físico y el entrenamiento que realizaban, tener un aspecto corporal imponente, con sus ajustadas mallas, resaltando aún más, si cabe, sus preciadas formas femeninas. Unos pocos ciclistas arrastran carritos con equipos de sonido, amenizando el paseo. La música que se escuchaba, es marchosa y con canciones un tanto raras, relacionadas con la bicicleta.
Estas reuniones públicas reivindicativas, se producían cada último jueves del mes. En ellas participaban ya más de dos mil vehículos de dos ruedas, unos doscientos patinadores y algún monociclo que mantienen constantemente el equilibrio. A partir de las ocho de la tarde: aparecen ciclistas y patinadores provenientes de todos los confines de la ciudad; se juntan frente al antiguo Palacio de Comunicaciones, antes conocido como el edificio de Correos, hoy convertido en consistorio emblemático de la Ciudad. En los pasquines que algunos participantes reparten, la hora de salida figura a las ocho de la tarde, pero la realidad era tozuda; se retrasa más de media hora. Cuando la masa de participantes considera que es el momento y están todos, o una buena cantidad de ellos, o están aburridos de esperar; entonces, inician una serie de gritos y ruidos: timbrazos, bocinazos y pitidos que impulsan la salida, las bicicletas y patines comenzaban a invadir la plaza de Cibeles, aprovechando que los semáforos se ponen rojos para los automovilistas. La masa móvil sin motor, que hasta ese momento había esperado bajo el edificio del ayuntamiento, comenzan a deslizarse; dando una primera vuelta a la plaza de Cibeles; después, enfilan por el paseo del Prado, pasando a lado del Banco de España, hacia Atocha; girando en Neptuno y volviendo otra vez a la plaza de Cibeles, como para recoger a los rezagados que llegan a última hora. Pedalean y patinan agrupados, ocupando toda la calzada, a un ritmo normal, tirando a lento. Cada mes, el nutrido grupo toma una ruta diferente hacia una meta diferente. El final del paseo cambian en cada convocatoria, según un acuerdo extraño, establecido a través de un foro en Internet, que no siempre se cumplía, incluso, a veces, se repen destinos por rutas diferentes.Al final del paseo, después de pedalear normalmente algo más de dos horas, suelen caerse por zonas ocupadas por grupos reivindicativos de la ciudad. El paseo acaba en un punto donde se puede comer y beber algo. El final de etapa suele ser un Centro Social o Cultural Alternativo; lugares legales o tomados ilegalmente. En verano, alguna “bicicrítica” terminan en mitad de un parque público o en un descampado.
Una misteriosa administración, oculta entre los asistentes, organiza el abastecimiento de final del paseo, con la venta de bocadillos y bebidas. Por este medio, se recoleca algo de dinerillo, con el que se cube algunos gastos de propaganda y otras actividades relacionadas: como la compra de alguna herramienta para los talleres de reparación de bicicletas, o accesorios para los equipos de sonido construidos artesanalmente, que son fabricdos adaptando bafles o altavoces comerciales a los carritos tirados por alguna bicicleta perteneciente a un ciclista próximo a los organizadores. Los patinadores van más por libre, algunos llevan mochilas musicales con altavoces incorporados. En Fin este es otro Madrid de corazón grande.

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