jueves, 10 de diciembre de 2009

Chesil Beach - Ian MacEwan


Tienen poco más de veinte años y se conocieron en una manifestación en contra de las armas nucleares. Florence es una chica de clase media alta. Edward, en cambio, pertenece a una familia que vive en la zona baja de la clase media. Ambos son inocentes, y vírgenes, y tras un largo cortejo se han casado. Es un día de julio de 1962, y el tsunami de la revolución sexual no ha llegado a Inglaterra. Edward y Florence van a pasar su noche de bodas en un hotel junto a Chesil Beach. Y lo que sucede esa noche es la materia con que McEwan construye su chejoviano, terrible mapa de una relación, del amor, del sexo, y también de una época, y de sus discursos y sus silencios.
McEwan comienza describiéndonos los primeros minutos de la pareja de enamorados en la habitación. Los nervios, los pensamientos, el qué, cómo y cuándo debe hacerse cada movimiento. Recordemos que en el año en que transcurre, 1962, la “revolución sexual” todavía no ha comenzado y las relaciones son “un poco distintas” a lo que estamos acostumbrados. El inicio del libro es de una delicadeza tremenda, y poco a poco se va avanzando en lo tortuoso del camino.

Sabemos que algo pasará al final por cómo se están desarrollando los hechos, y ese algo vendrá dado por lo que empezamos a ver en la mitad del libro: cómo se conocieron Florence y Edward, cómo convivieron, qué pensaban el uno del otro y qué pensaban las familias. Una recreación fantástica de la época por parte de McEwan, que no deja escapar ningún detalle. Cuando volvemos a la habitación del hotel, todo vuelve a tener sentido.
El final es pura poesía. La playa de Chesil será juez y parte de las emociones de los jóvenes protagonistas, que deberán decidir sobre su futuro de forma inmediata y definitiva. Ian McEwan ha logrado con esta breve novela conmover al público, hacerlo partícipe de una situación tan típica como atípica, hacer que pueda aspirar el aroma de la playa, cargado de la emotividad y de la pasión de Florence y Edward, Edward y Florence, dos corazones unidos que verán pasar ante sí las respuestas a las preguntas que les han surgido durante su noche de bodas.

martes, 17 de noviembre de 2009

El poder y la gloria

El poder y la gloria es un libro que refleja el paso del siglo XIX al XX trajo consigo una crisis espiritual muy acusada. Los avances técnicos aparecidos en aquellos años, las revoluciones industriales y el mecanicismo y la explotación del hombre propiciaron que se extendiese entre la intelectualidad, de una parte, el rechazo hacia ese mundo maquinista que esclavizaba a la persona, y, de otra –y más importante-, el cuestionarse sobre el sentido de la existencia.
Graham Greene (Berkhamsted, Hertfordshire, Inglaterra, 1904-1991), convertido al catolicismo en 1926, fue periodista, pero pronto dejó el oficio para dedicarse a escribir obras de ficción. Entre ellas, las hay de suspense y espionaje, y otras, conocidas como ‘novelas literarias’, que son las que le han proporcionado reputación. Éstas últimas plantean –con tonos sombríos y no poca virulencia- ese conflicto del hombre entre el Bien y el Mal y el absurdo de la existencia, desde una perspectiva religiosa.
A ellas pertenece ‘El poder y la gloria’, publicada en 1940, que trata acerca de la sangrienta represión ejercida sobre la Iglesia católica y sus fieles por el Gobierno de Plutarco Elías Calles, en el México de los años veinte.
En esa época, el Gobierno mexicano promulgó una serie de leyes cuyo objeto era crear una Iglesia nacional, al margen del Vaticano y sometida a sus intereses. Los gobernadores de provincias más anticlericales, como el de Tabasco, Tomás Garrido Caníbal, se apresuraron a aplicar esas leyes y, por fin, todo el conflicto desembocó en una numerosísima sublevación campesina apoyada por los obispos que dio lugar a la llamada ‘Guerra cristera’, por calificarse así los rebelados. Ésta se extendió, en su fase más violenta, hasta 1929, pero nunca se apagó del todo y condujo a una sangrienta represión por parte estatal que dejó 250.000 muertos.
Así, ‘El poder y la gloria’ cuenta la historia de un cura, el último que queda en su Estado tras la persecución y fusilamiento de sus compañeros, que habían preferido el martirio a renegar de sus creencias. Vive como prófugo, yendo de un pueblo a otro y ocultándose entre los campesinos, con la policía siguiéndole de cerca. De vez en cuando oficia una misa clandestina y está convencido de que un día, más tarde o más temprano, será capturado.
No obstante, no nos hallamos ante un personaje elevado ni sublime. Alcoholizado, no huye por convicción sino por la cobardía de afrontar el martirio. Además, antes del comienzo de la Guerra, sucumbió a la tentación, adoptando como amante a una mujer del pueblo con la que tuvo una hija.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Se trata de la decimocuarta novela de Banville, galardonada con el prestigioso Premio Broker: “El mar”, se cuenta una historia en la que no sucede nada, pues se alimenta de los recuerdos, superpuestos con el presente de el historiador de arte Max Morden. Tras la reciente muerte de su esposa después de una larga enfermedad, el protagonista se retira a escribir al pueblo costero en el que de niño veraneó junto a sus padres. Pretende huir así del profundo dolor por la reciente pérdida de la mujer amada, cuyo recuerdo le atormenta incesantemente. El pasado se convierte entonces en el único refugio y consuelo para Max, que rememorará el intenso verano en el que conoció a los Grace (los padres Cario y Connie, sus hijos gemelos Chloe y Myles, y la asistenta Rose), por quienes se sintió inmediatamente fascinado y con los que entablaría una estrecha relación. Max busca un improbable cobijo del presente, demasiado doloroso, en el recuerdo de un momento muy concreto de su infancia: el verano de su iniciación a la vida y sus placeres, del descubrimiento de la amistad y el amor; pero también, finalmente, del dolor y la muerte. A medida que avanza su evocación se desvelará el trágico suceso que ocurrió ese verano, el año en el que tuvo lugar la «extraña marea»; una larga y meándrica rememoración que deviene catártico exorcismo de los fantasmas del pasado que atenazan su existencia.
En Banville es importante la introspección del autor para ser testigo del continuo remodelarse del pasado, pero aún lo es más la soledad que conlleva el acto. En la novela, nadie entiende las razones de los otros, y si lo hace, es a través de una piedad que se resiste a ser llamada así por medio de una sardónica distancia. Ésa es la grandeza de esta novela: en un estado de pérdida, de aflicción, uno sólo entiende sus intuiciones y el rastro de las intuiciones de los otros en una ondulación constante, de apariencia maleable, pero también igual a sí misma, que nos mece hasta abandonarnos como un leño empapado en la orilla de la muerte. El autor encuentra la coartada perfecta para dar rienda suelta a constantes referencias pictóricas, su otra gran pasión) que regresa al lugar que marcó su infancia para hurgar en su pasado como camino hacia la comprensión de quién es en realidad. Sin descubrir nada, pues siempre ha sabido en lo más profundo de su ser la pasta de la que está hecho, el protagonista va dando forma a un autorretrato que no le deja en buen lugar. Oportunista, cobarde, insincero, indolente, por momentos cruel, mediocre, retorcido...Morden se describe con una tristeza tan resignada que parece despojada de toda emoción, como si fuera un moribundo afectivo que acepta pacíficamente su destino. Tal es la asunción de su propia condición, tal la indiferencia moral con la que se juzga, que por momentos levanta una barrera con el lector, incapaz de sentir empatía alguna por el protagonista. Pero el sordo hastío con el que analiza sus sentimientos, la anestesia emocional de la que hace gala, no es más que el reflejo de la idea de banalidad fortuita de los acontecimientos que conforman la vida y que flota en la novela, de cómo lo trascendente y lo ridículo son anverso y reverso de la misma moneda. La belleza de las descripciones, la riqueza del lenguaje, la profunda comprensión de la mente humana de Banville, su sabiduría, hacen de “El mar” una pequeña obra maestra.
Estábamos con la descripción. El lenguaje narrativo de la descripción cuando se hace expresivo, es decir, cuando busca el efecto, trata de ceñirse a la lengua de los objetos, a sus cualidades, a su materialidad, al tiempo que huye (sólo en cuanto recurso lingüístico) de la conciencia. Banville sabe esto y lo ejecuta de manera virtuosa, no sé si poderosa.

viernes, 9 de octubre de 2009


De nuevo el curso, otro curso para el club de lectura, con nuevos integrantes, y espero que este año se hagan más cometarios a los libros y a la vida.
El primer libro a leer es:
'El viaje del elefante':
A mediados del siglo XVI el rey Juan III de Portugal decidió regalarle su elefante al archiduque Maximiliano de Austria aprovechando su estancia en Valladolid. El elefante, de nombre Salomón y más tarde Solimán, atravesó Portugal y Castilla, el Mediterráneo, Italia, los Alpes y finalmente el Danubio hasta Viena. A mitad de camino hubo un milagro y al final otro. Esa es la historia. Como diría Vonnegut y seguramente rubricaría Saramago, aunque de una manera mucho más alambicada: Así fue.
No se trata simplemente del viaje organizado entorno al elefante. Se trata de cómo el elefante organiza el mundo a su alrededor. Y es que un elefante es una cosa increíble si te paras a pensarlo, igual en el siglo XVI que ahora, a caballo entre la certeza biológica y lo imposible. A esto es a lo que juega José Saramago: a adivinar cómo los hombres grandes y pequeños, del humilde cornaca al archiduque, son transformados por esa experiencia.
El viaje del elefante es una lectura que aúna ternura, algo no muy frecuente en Saramago, con una mirada incisiva sobre la naturaleza humana y un agudísimo sentido del humor malvado. Una gozada para todos los públicos que presenta el riesgo de leerse de una sentada.
Buen provecho.

Por cierto, antes que se nos muera Saramago, nos tiene que ocurrir naturalmente a todos, no sé dónde irá, si al infierno o al cielo. Os recomiendo que entréis en su Blog, aunque mucho de lo escrito está en su lengua natal, vale la pena leer lo que se le pasa por la cabeza cada día a este escritor: http://caderno.josesaramago.org/

Ha estado en Italia y este viejo no tiene pelos en la lengua.

martes, 22 de septiembre de 2009

Una muy buena novela, para los pobres tiempos que corren

No suelo recomendar novelas, pero esta vez incumpliré este hecho: Ver la entrevista a Belén Gopegui. Presenta su nuevo libro “Deseo de ser punk”. Es una joya, como el primero: “La escala de los mapas”. Junta, como pocos, la profundidad con la cotidianidad, y plantea principios reales actuales. Sé que su talento existe porque detrás hay una magnífica persona.
J. Rocha

miércoles, 9 de septiembre de 2009

ESA GENTUZA

Paso a menudo por la carrera de San Jerónimo, caminando por
la acera opuesta a las Cortes, y a veces coincido con la salida de los
diputados del Congreso. Hay coches oficiales con sus conductores y
escoltas, periodistas dando los últimos canutazos junto a la verja, y
un tropel de individuos de ambos sexos, encorbatados ellos y
peripuestas ellas, saliendo del recinto con los aires que pueden
ustedes imaginar. No identifico a casi ninguno, y apenas veo los
telediarios; pero al pájaro se le conoce por la cagada. Van
pavoneándose graves, importantes, seguros de su papel en los
destinos de España, camino del coche o del restaurante donde
seguirán trazando líneas maestras de la política nacional y periférica.
No pocos salen arrogantes y sobrados como estrellas de la tele, con
trajes a medida, zapatos caros y maneras afectadas de nuevos ricos.
Oportunistas advenedizos que cada mañana se miran al espejo para
comprobar que están despiertos y celebrar su buena suerte.
Diputados, nada menos. Sin tener, algunos, el bachillerato. Ni haber
trabajado en su vida. Desconociendo lo que es madrugar para fichar
a las nueve de la mañana, o buscar curro fuera de la protección del
partido político al que se afiliaron sabiamente desde jovencitos. Sin
miedo a la cola del paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza. Y en cada
ocasión, cuando me cruzo con ese desfile insultante, con ese
espectáculo de prepotencia absurda, experimento un intenso desagrado; un malestar íntimo, hecho de indignación y desprecio. No
es un acto reflexivo, como digo. Sólo visceral. Desprovisto de razón.
Un estallido de cólera interior. Las ganas de acercarme a cualquiera
de ellos y ciscarme en su puta madre.
Sé que esto es excesivo. Que siempre hay justos en Sodoma.
Gente honrada. Políticos decentes cuya existencia es necesaria. No
digo que no. Pero hablo hoy de sentimientos, no de razones. De
impulsos. Yo no elijo cómo me siento. Cómo me salta el automático.
Algo debe de ocurrir, sin embargo, cuando a un ciudadano de 57 años
y en uso correcto de sus facultades mentales, con la vida resuelta,
cultura adecuada, inteligencia media y conocimiento amplio y
razonable del mundo, se le sube la pólvora al campanario mientras
asiste al desfile de los diputados españoles saliendo de las Cortes.
Cuando la náusea y la cólera son tan intensas. Eso me preocupa, por
supuesto. Sigo caminando carrera de San Jerónimo abajo, y me
pregunto qué está pasando. Hasta qué punto los años, la vida que
llevé en otro tiempo, los libros que he leído, el panorama actual, me
hacen ver las cosas de modo tan siniestro. Tan agresivo y pesimista.
Por qué creo ver sólo gentuza cuando los miro, pese a saber que
entre ellos hay gente perfectamente honorable. Por qué, de admirar y
respetar a quienes ocuparon esos mismos escaños hace veinte o
treinta años, he pasado a despreciar de este modo a sus mediocres
reyezuelos sucesores. Por qué unas cuantas docenas de analfabetos
irresponsables y pagados de sí mismos, sin distinción de partido ni
ideología, pueden amargarme en un instante, de este modo, la tarde,
el día, el país y la vida.
Quizá porque los conozco, concluyo. No uno por uno, claro,
sino a la tropa. La casta general. Los he visto durante años, aquí y
afuera. Estuve en los bosques de cruces de madera, en los callejones
sin salida a donde llevan sus irresponsabilidades, sus corruptelas, sus
ambiciones. Su incultura atroz y su falta de escrúpulos. Conozco las
consecuencias. Y sé cómo lo hacen ahora, adaptándose a su tiempo y
su momento. Lo sabe cualquiera que se fije. Que lea y mire. Algún
día, si tengo la cabeza lo bastante fría, les detallaré a ustedes cómo
se lo montan. Cómo y dónde comen y a costa de quién. Cómo se
reparten las dietas, los privilegios y los coches oficiales. Cómo
organizan entre ellos, en comisiones y visitas institucionales que a
nadie importan una mierda, descarados e inútiles viajes turísticos que
pagan los contribuyentes. Cómo se han trajinado –ahí no hay
discrepancias ideológicas– el privilegio de cobrar la máxima pensión
pública de jubilación tras sólo 7 años en el escaño, frente a los 35 de
trabajo honrado que necesita un ciudadano común. Cómo quienes
llegan a ministros tendrán, al jubilarse, sólidas pensiones compatibles
con cualquier trabajo público o privado, pensiones vitalicias cuando
lleguen a la edad de jubilación forzosa, e indemnizaciones mensuales
del 100% de su salario al cesar en el cargo, cobradas completas y sin
hacer cola en ventanillas, desde el primer día.
De cualquier modo, por hoy es suficiente. Y se acaba la
página. Tenía ganas de echar la pota, eso es todo. De desahogarme
dándole a la tecla, y es lo que he hecho. Otro día seré más
coherente. Más razonable y objetivo. Quizás. Ahora, por lo menos,
mientras camino por la carrera de San Jerónimo, algunos sabrán lo
que tengo en la cabeza cuando me cruzo con ellos.
Arturo Pérez-Reverte

martes, 8 de septiembre de 2009

El estilo literario

De verdad, es un atrevimiento querer tener un libro de estilo, unas pautas, unas formas claras…Vamos que ni una línea, ni una palabra, ni una letra o signo de estilo que encorsete. Ya lo decía el propio Orwell que se pueden leer al final de su Homenaje a Cataluña: "Tenga cuidado con mi partidismo, con mis detalles erróneos y con la inevitable distorsión que nace del hecho de haber presenciado los acontecimientos sólo desde un lado".
¿El estilo marca a la persona, o la persona marca un estilo? ¿Quién soy yo: el que habla, el que siente, el que sueña, el que piensa?... ¿O un popurrí de todo ello? ¿Y cuál es la realidad de todo lo que soy: mi conciencia fantástica o la real, racional y cotidiana? …Quizás mi única realidad de estilo es que abundan los signos de interrogación.

lunes, 31 de agosto de 2009

Red Internacional de Cuenta cuentos

Esto puede ser interesante, sobre todo para l@s biblitecario@s: CuentaCuentos

jueves, 20 de agosto de 2009

Manifiesto

Como nadie comenta nada, escribo yo, Jesús y digo:
Poned los pies fuera del tiesto.
¡Qué manifiesto!
Ser o no ser un vegetal.
¡Qué moral!
Y tan lejos de los Objetivos del milenio.
¡Qué escarnio!
Lo comenta mi amigo Pierre Miró.
Si no se recuerdan las historias del pasado,
pueden darse en el futuro.
O debemos callar y olvidar.
¡Salid del tiesto y andad!

Una ducha fría para el verano:

Vivimos en tiempos de paro, de parados. ¿Qué hace que el sistema permita, o no, que los hombres se pongan a trabajar? ¿Es necesario trabajar para vivir? ¿Qué pasa hoy en día que todo el desarrollo está parado, y por ello, muchos viven bajo mínimos: ¿Es que no tenemos autonomía, y nos tienen que decir qué hacer los que controlan? ¿El sistema es tan controlador, que no dejar resquicio para poder vivir sin él?
Todo tiene que estar regulado, y el propio sistema es incapaz de salir de su recesión porque no sabe controlarse… Y lo que es peor, y lo tenemos asumido: nos condiciona; porque sólo hemos aprendido a vivir condicionados. Ya no sabemos cultivar un huerto, ni buscar agua, ni encender un fuego, ni movernos caminando. Somos muchos y en qué nos hemos convertido: En parias inútiles del sistema.

jueves, 30 de julio de 2009

El paseo

La concentración mensual conocida como “bicicrítica”, se trata de unas ánarquica reunión informal de ciclistas que reclaman en Madrid: el respeto de los automovilistas, así como el apoyo institucional de las autoridades, quieren fomentar un mayor uso de la bicicleta en la ciudad. En estas quedadas mensuales, como ellos lo llaman, en cada nueva convocatoria, aumentaba el número de participantes. Abundan los jóvenes y personajes diversos: con rocambolescos aspectos, en menor número: personas mayores y niños, aunque alguno siempre se ve.
Se trata de una manifestación variopinta, con gente de todo parecer, algunos llevaban mascotas: perros, una pitón, un hurón. También participan una buena cantidad de patinadores de ambos sexos. Las patinadoras, supongo que por el ejercicio físico y el entrenamiento que realizaban, tener un aspecto corporal imponente, con sus ajustadas mallas, resaltando aún más, si cabe, sus preciadas formas femeninas. Unos pocos ciclistas arrastran carritos con equipos de sonido, amenizando el paseo. La música que se escuchaba, es marchosa y con canciones un tanto raras, relacionadas con la bicicleta.
Estas reuniones públicas reivindicativas, se producían cada último jueves del mes. En ellas participaban ya más de dos mil vehículos de dos ruedas, unos doscientos patinadores y algún monociclo que mantienen constantemente el equilibrio. A partir de las ocho de la tarde: aparecen ciclistas y patinadores provenientes de todos los confines de la ciudad; se juntan frente al antiguo Palacio de Comunicaciones, antes conocido como el edificio de Correos, hoy convertido en consistorio emblemático de la Ciudad. En los pasquines que algunos participantes reparten, la hora de salida figura a las ocho de la tarde, pero la realidad era tozuda; se retrasa más de media hora. Cuando la masa de participantes considera que es el momento y están todos, o una buena cantidad de ellos, o están aburridos de esperar; entonces, inician una serie de gritos y ruidos: timbrazos, bocinazos y pitidos que impulsan la salida, las bicicletas y patines comenzaban a invadir la plaza de Cibeles, aprovechando que los semáforos se ponen rojos para los automovilistas. La masa móvil sin motor, que hasta ese momento había esperado bajo el edificio del ayuntamiento, comenzan a deslizarse; dando una primera vuelta a la plaza de Cibeles; después, enfilan por el paseo del Prado, pasando a lado del Banco de España, hacia Atocha; girando en Neptuno y volviendo otra vez a la plaza de Cibeles, como para recoger a los rezagados que llegan a última hora. Pedalean y patinan agrupados, ocupando toda la calzada, a un ritmo normal, tirando a lento. Cada mes, el nutrido grupo toma una ruta diferente hacia una meta diferente. El final del paseo cambian en cada convocatoria, según un acuerdo extraño, establecido a través de un foro en Internet, que no siempre se cumplía, incluso, a veces, se repen destinos por rutas diferentes.Al final del paseo, después de pedalear normalmente algo más de dos horas, suelen caerse por zonas ocupadas por grupos reivindicativos de la ciudad. El paseo acaba en un punto donde se puede comer y beber algo. El final de etapa suele ser un Centro Social o Cultural Alternativo; lugares legales o tomados ilegalmente. En verano, alguna “bicicrítica” terminan en mitad de un parque público o en un descampado.
Una misteriosa administración, oculta entre los asistentes, organiza el abastecimiento de final del paseo, con la venta de bocadillos y bebidas. Por este medio, se recoleca algo de dinerillo, con el que se cube algunos gastos de propaganda y otras actividades relacionadas: como la compra de alguna herramienta para los talleres de reparación de bicicletas, o accesorios para los equipos de sonido construidos artesanalmente, que son fabricdos adaptando bafles o altavoces comerciales a los carritos tirados por alguna bicicleta perteneciente a un ciclista próximo a los organizadores. Los patinadores van más por libre, algunos llevan mochilas musicales con altavoces incorporados. En Fin este es otro Madrid de corazón grande.

lunes, 13 de julio de 2009

De toros, niños y trenes y bicicletas

Hace tiempo que andaba buscando un viejo texto, lo había titulado “De niñas, niños, toros y trenes”, se había traspapelado. Hoy lo he encontrado, y después de releerlo, pienso que es muy posible que esta tardía afición a escribir que últimamente tengo, haya nacido a partir de redactar el mencionado texto.
En el ser humano existe la necesidad de contar hechos que nos afectan, para que los demás participen en nuestros sentimientos, también cuando queremos que algo cambie, de alertar de un hecho para que no se repita. También se puede emplear la escritura como arma, como herramienta de denuncia, como deseo de tener justicia… y querer cambiar con las palabras; los errores que se cometen. Transcribo el texto, que en su día, traté de que fuera publicado en algún medio local, con poco éxito:

El sábado ocho de febrero de 1992, a las cinco de la tarde, en un espléndido día soleado, de esos pocos que nos brinda el invierno, seis niños de Fontanar, la localidad en donde vivo, mis dos hijas y yo; decidimos ir de excursión en bicicleta, desde el pueblo, hasta la ermita de Yunquera de Henares, por el camino que sale junto al cementerio. Así, cruzamos la vía férrea Madrid-Barcelona y cogimos la carretera sin tráfico, sólo de uso agropecuario, que existe desde cerca del desvío de Tórtola y que se pierde cerca de la ermita de Yunquera.
Íbamos felices, cantando, contemplando el hermoso paisaje de la vega del Henares, atravesando campos marrones oscuros, de tierra recién labrada; mirando las alturas de los acantilados de la rivera derecha del Henares, donde comienza la Alcarria.
De pronto, un niño avisó: ¡Que viene un toro! Nos quedamos atónitos, por mitad de la carretera, teniendo como fondo una caravana de coches que hacían sonar sus bocinas, venía un toro, gigante, negro; parecido a los de toros planos que descubríamos en los viajes en familia, cuando circulábamos por las carreteras nacionales.
¡Pero este se movía! Se movía hacia nosotros, y no estábamos dentro de un coche que nos protegiera, ni teníamos dónde refugiarnos ni a dónde huir. Grité a los niños que regresaran. Reaccionaron lentamente, sin creerse lo que veían. La más pequeña de mis hijas, la de cinco años, venía conmigo detrás, en la sillita sobre el trasportín, la cogí en brazos, tiré la bicicleta y comencé a retroceder corriendo. El toro nos vio, aceleró el paso, comenzó a galopar hacia nosotros que, impotentes, veíamos como iba creciendo hasta sentirlo encima. No sé por qué corrí hacia la izquierda, el toro detrás, caí con la niña en brazos en la cuneta lateral de la carretera. Creo que el desnivel me ayudo, sus pitones pasaron a unos veinte centímetros de mi costado. Todo ocurrió en un segundo, aunque recuerdo las imágenes como interminables.
Después el animal regresó a la carretera, siguiendo hacia Fontanar. Uno de los coches que venía detrás, en procesión, azuzando, paró, subí a mi hija pequeña y rogué al conductor que llevara a la niña a mi casa, que ella se lo indicaría. Después corrí detrás de la res, que seguía persiguiendo a los demás niños, los pobres pedaleaban asustados como locos hacia Fontanar, por el mismo camino que habíamos venido. La caravana de coches irracionalmente seguía tras el astado, y el animal se veía obligado a continuar en la misma dirección, detrás de los niños. Vi como mi hija mayor, de siete años, iba quedándose atrás del grupo de chavales, era la que llevaba la bici más pequeña y tenía puesto un chándal rojo. Al llegar al cruce con la vía del tren, la niña cayó de la bicicleta al trabársele la rueda entre las vigas de madera y los rieles (este cruce no tiene ni barreras ni señalizaciones). Desde donde estaba, a unos trecientos metros, vi como se acercaba un Talgo, momentos después arrastraba una nube de polvo y se detenía a unos trecientos metros pasado el cruce. Corrí hacia la vía. Un muchacho de unos dieciocho años, que también perseguía al toro con su moto, vino hacia mí, se paró y me dijo precipitadamente que el tren había arrollado al toro y a una niña de rojo. Corrí, la cabeza me daba vueltas. Un instante después, un conductor de un coche que iba en cabeza me dijo que a la niña no le había pasado nada, que me tranquilizara. Sólo recuerdo que la niña bajó del vehículo y se arrojó sobre mis brazos, angustiada y nerviosa como nunca la había visto. Después se acercó otro muchacho en moto y me contó que el animal se había quedado atrapado en los rieles y que había sido él el que había sacado a la niña de la vía en el último instante. Me trajeron los restos de la bicicleta que había sido arrollada por el tren. Con mi hija en brazos me fui a casa.
Luego nos enteramos que el toro, había sido una vaca brava de un grupo escapado por la zona. De una nueva ganadería que había adquirido reses bravas y que al descargarlas, se les escapó.
Más tarde me contaron que el muchacho de la moto que saco de la vía a mi hija había contado a sus padres que no había visto venir al tren, que quizás, si lo hubiera visto, no sabría si su hubiera atrevido a sacar a la niña de la vía.
Cuento todo esto para denunciar lo que ocurre todavía en nuestra provincia y en nuestro país. Nadie se responsabilizará de lo ocurrido, y todos los papeles estarán en regla. Mientras tanto seguiremos pendientes de los grandes acontecimientos del año 1992.
Jesús María Rocha Torres
(Guadalajara)

A fecha de hoy, han pasado diecisiete años, todavía no he podido olvidar el susto. El cruce entre el camino y la vía sigue sin barreras, auque han instalado un semáforo. Las ganaderas están en auge por la zona del Henares. Las denuncias fueron sobreseídas, nadie se responsabilizó de nada, ni siquiera pagaron la bicicleta. Han cambado muchas cosas, mis hijos ya son adultos. La tecnología no ha dejado de sorprendernos y evolucionar; se empieza a reconocer a la bici como vehículo útil para transportarnos en las ciudades; pero los instintos, las costumbres y aficiones de los seres humanos, cuando nos sentimos masa, sigue casi iguales. Pongo como ejemplo la maratoniana corrida celebrada en Barcelona con gran aforo de público, para revindicar la llamada “fiestas nacional” en Cataluña. Y vemos que la legislación que regula estos actos taurinos, no ha cambiado nada. Creo que en lo más profundo de nuestro cerebro, debemos tener cincelados instintos agresivos primarios de supervivencia animal, muy difíciles de modificar, de muy lento avance en su adaptación. Estos reflejos pendencieros nos siguen condicionando, mermando nuestra evolución, a pesar de nuestra inteligencia.

viernes, 3 de julio de 2009

Teatro para el verano

Lugar: Sala municipal de un pueblo pequeño
Personajes:
Alcalde: Juan
Secretario del Ayuntamiento: Ignacio
Concejal de Cultura: Carlos
Concejala de Deportes: Daniela
Concejal de Obras: Ovidio
Vecino1: Pedro: Ecologista esposo de María, María es Concejal de Medio Ambiente.
1º Acto:
Escena 1
Se en encuentran en un despacho del Ayuntamiento. Sentado en una mesa el Secretario: Ignacio, revisando papeles, después, entra el Concejal de Cultura, Carlos
Carlos: Hola Ignacio… ¿Preparando la reunión de hoy?
Ignacio: Revisando los temas.
Carlos: Ya... me gustaría que mis temas no se vieran los últimos.
Ignacio: El orden de la reunión lo establece el alcalde. Habla con él.
Carlos: Ya se lo he dicho, siempre antepone otros temas a lo míos.
Ignacio: Lo siento, en eso, no puedo ayudarte.
Carlos: Me suele olvidar, y eso que a mi lo que me va es la acción.
Ignacio ¿Qué acción?
Carlos: ¡Vamos, mandar! que es lo bueno.

Escena 2
Entra Daniela muy campechana con chándal y haciendo footing.
Daniela: ¿Qué tal Carlos?
Carlos: ¡Ya está aquí la atleta!
Daniela: (Hablando hacia Carlos) ¡Te has levantado con mal pie! ¿O qué?
Carlos: Siempre compitiendo ¡Ganar! ¿Ganar a qué?
Daniela: ¡Otra vez haciéndote el mártir.
Carlos (con sarcasmo): ¿Qué piensas plantear hoy? ¿La construcción de más graderías para el campo de football?
Daniela: Sin bromas con el football, que no estoy yo para soportarlas, después de lo ocurrido en el partido del domingo.
Carlos: ¡Si sabre yo lo brutos que son en este pueblo!
Ignacio: ¿Y la autoridad?, ¿no había nadie ahí?
Daniela: Sólo el árbitro.
Ignacio: Desde luego…
Daniela: ¿Qué podía hace? Si cuando se desatan los ánimos de la gente, no hay quién pare a las masas.
Carlos: No te engañes Daniela, cuando las masas quieren violencia, no se evita fácilmente.
Daniela: ¿Tú que propones? La verdad es que no sé cómo acabar con estos desmanes.
Carlos: No seas simple; hay que empezar por cambiar la mentalidad de la gente del pueblo.
Daniela: ¡Déjate!
Carlos: ¿Prefieres que las cosas sigan como están?
Daniela: En el pueblo hay de todo.
Ignacio: Sí, mucho frustrado, parado, desengañados del trabajo duro, malos estudiantes y nivel cultural bajo.
Daniela: La mayoría no han estudiado, porque nunca han sido motivados. Por ejemplo: en vez de ayudarles con la lectura, con cosas divertidas, tienes que aprender “Sin-tac-xisss”. ¿Para qué sirve la sintaxis?
Carlos: Ayuda a pensar y a razonar
Daniela: ¿Qué pasa, el que no sabe sintaxis: no piensa ni razona?
Ignacio: Todo estudio requiere un esfuerzo, lo importante es el esfuerzo mental.
Carlos: Es verdad. Y eso es lo que falta en este pueblo.
Daniela: ¡Como os pasáis! El deporte requiere esfuerzo, disciplina, dedicación…el fútbol es lo que más gusta a los chavales del pueblo; y hay que tener agallas, y eso no les falta,... y también hay que pensar.
Ignacio: Nadie tiene quejas de los chavales que jueguen al fútbol, pero deberían desarrollar más su inteligencia y control.
Carlos: Mira como está el mundo de mal repartido: Los jugadores profesionales son incapaces de expresarse, ni de controlar sus vidas, son dirigidos como títeres, pero ganan una pasta gansa que ni saben gastar.
Ignacio: Eso, Carlos, no viene a cuento. Hay que reconocer que el fútbol es un juego de equipo, un deporte sano y motivador.
Daniela: Todos queremos que los chavales, además de hacer deporte, también estudien, pero no son mis atribuciones enseñarles a leer o explicarles matemáticas, para eso están los maestros.
Carlos: Faltaría más, ya te veo a ti explicando conocimiento del medio…
Daniela: Tú, Carlos, deberías ofrecer actividades culturales que motiven a la gente, por lo menos deberías montar espectáculos que diviertan.
Carlos: ¡Tú que sabes! Si nunca te veo en las actividades culturales.
Daniela: No tengo tiempo. Pero aquí nos enteramos de todo.
Carlos: ¡Compadreos y cotilleos! La gente critica sin saber nada.
Ignacio: Daniela, está muy bien que el personal practique deporte, pero también tiene que haber otras cosas.
Daniela: Gracias al deporte nos conocen en toda la comarca, nuestros chavales salen del pueblo y conocen otros chavales y lugares, amplían horizontes, hasta ligan.
Escena 3
Entran el alcalde: Juan y el concejal de obras: Ovidio.
Juan: Buenos días a todos.
Daniela: Hola Juan.
Juan: Supongo que ya habréis estado hablando de la situación que tenemos en el pueblo.
Daniela: ¿A qué te refieres?
Carlos: ¿A la política o a la cultural?
Juan: Tenemos que abordar el problema en su conjunto, ir a las causas: Ver qué lo produce.
Carlos: (con guasa) Es verdad, conocer el origen de estos especimenes que conviven con nosotros.
Juan: Sabéis que el pueblo está creciendo.
Ovidio: La población se ha incrementado en más de un 50%. Ahora los nuevos vecinos casi son mayoría.
Juan: Y tienen otras costumbres, alguno hay hasta rarito.
Daniela: Hoy en día, tenemos que compaginar los gustos de todos, de los de antes, con los de los nuevos.
Juan: Y no es fácil contentar a todos los vecinos…
Juan: Sí… habrá que hacer caso “En parte” a cada parte.
Ignacio: ¿Pero a qué parte? ¿Y en qué parte?
Juan: No se trata de partes, sino en analizar cada caso y optar por lo que sea mejor para todos.
Carlos: Analizar, analizar…
Juan: Hay que tomar decisiones. Siempre me toca decidir y toda la responsabilidad sólo cae en mí.
Ovidio: Hay que optar por las cosas que menos daño hacen.
Carlos: Eso está muy bien, pero son verdades de Perogrullo. Nos presentamos con un programa, y a eso nos tenemos que ceñir.
Daniela: No se ven igual los cuernos del toro cuando uno los tiene delante, que cuando se está en la barrera, ¿eh?
Ovidio: No debemos precipitarnos, no se debe atacar directamente a una amplia minoría, hay que respetar a las minorías. Tú, Juan, como Alcalde, te debes a todos. Ya que mañana pueden cambiar las tornas.
Juan: ¡No se puede gobernar a gusto de todos!
Carlos: Ese es el dilema de gobernar.
Ignacio: Ahí está la grandeza y la miseria de ser la autoridad.
Juan: Para ti Ignacio, es muy fácil, tú tan sólo te tienes que preocupar de que se cumpla la norma, y que esté todo en regla y en orden.
Ignacio: ¡Y no es poco! Tengo que ajustar vuestras pretensiones a lo que la ley exige. Tengo que lidiar con muchas reses en la administración y cada una de su padre y de su madre.
Carlos: Antes sabíamos lo que la gente del pueblo quería. Pero ahora ya no.
Daniela: Ahora la gente quiere otras cosas. Y todo lo que sale por la tele, también influye.
Ovidio: Es lo peor, la opinión de la gente cambia constantemente.
Carlos: “Con tanta información y TV, es difícil saber lo que la masa piensa y quiere”
Juan: Vamos a los hechos, al trabajo.
Carlos: ¿Qué hechos?
Juan: A comenzar la reunión con los puntos del día.
Carlos: ¡Acabáramos! Digo… comencemos.
Ignacio: Afuera hay unos vecinos que quieren asistir a la reunión:-como oyentes- ¿Los dejo pasar?
Juan: ¿Acaso hay otra alternativa?...esto va para largo. Diles que no pueden interrumpir hasta el final”
Ignacio: Ya lo saben, sólo en ruegos y preguntas, ésa es la norma.
Juan: Que pasen, pero calladitos, asústales con que desalojo la sala si estorban.

Escena 4
(Ignacio sale un momento y regresa con dos vecinos: Pedro el marido de María, la Concejala de Medio Ambiente y Mario, constructor, interesado en el desarrollo de nuevo plan, se colocan al fondo)
Ignacio: Estamos todos… menos María, que está enferma, ha mandado una disculpa con su marido. Propongo que nos saltamos la lectura del acta anterior, ya la habéis recibido todos, y si no habéis dicho nada, estaréis todos de acuerdo… ¿Alguna disconformidad?…Veo que no. Luego, se aprueba el acta anterior. Pasemos al primer punto del día: “La aprobación del nuevo plan urbanístico.” Lo presentará el Sr. Alcalde.
Juan: El primer punto es la aprobación del nuevo plan urbanístico. Conocéis la necesidad de esta ampliación, debido principalmente al aumento de la población. Es un reto para el futuro de nuestro pueblo; nos permitirá tener nuevas prestaciones de servicios y de calidad. Esto redundará en la calidad de vida de todos los vecinos. Tenemos la obligación de desarrollar y ponernos a nivel de los nuevos tiempos. La parte técnica la expondrá el Concejal de Obras: Ovidio.
Ovidio: Se os ha repartido documentación adicional, donde figura, marcado en colores, las zonas de ampliación urbanística: Las zonas que pasan a ser urbanizables está en azul, el nuevo parque industrial y los nuevos servicios están en rojas, y las que quedan como zonas verdes,… púes verde.
Juan: Notareis que el casco viejo se ha quedado pequeño, cada vez hay más gente que quiere vivir en nuestro término.
Ovidio: Según lo expuesto por el Sr. Alcalde, debemos ofrecer más servicios de calidad, esto se concreta en este proyecto, con varias actuaciones:
1.-Construir la nueva guardería.
2.-La ampliación del colegio, incluido el nuevo comedor.
3.-La ampliación del centro médico.
4.-Crear una nueva zona de viviendas unifamiliares.
Juan: Estas actuaciones permitirán que se creen e incrementen nuevos puestos de trabajo.
Daniela: A ver si es verdad, y evitamos que los jóvenes se vayan a la capital.
Ignacio: Se ha revisado la documentación, y verificado que se cumple escrupulosamente toda la normativa de edificabilidad requerida, tanto regional como nacional.
Juan: Dicho todo esto, estoy aquí para responder y aclarar cualquier pregunta que me queráis formular relativas a la ampliación.
Ovidio: Como Concejal de Urbanismo. Agradezco al Ilustrísimo Sr. Alcalde el apoyo prestado: su esfuerzo, entrega y dedicación.
Ignacio: Hemos colaborado todos. Y por supuesto a la cabeza, nuestro querido Alcalde.
Ovidio: Por ello, todos agradecemos su desinteresado apoyo; gracias al cual, y en buena hora, estamos a punto de aprobar este nuevo plan urbanístico.
Juan: Resta tan sólo aclarar: que se han tenido en cuenta todas las opiniones. Y si no hay ninguna otra observación, pido que se pase a votación para su aprobación.
Ignacio: Oído lo expuesto se someter a votación a mano alzada de este Pleno. ¿Se aprueba la ampliación al plan urbanístico?
(Pedro levanta la mano y pregunta)
Pedro: ¿Puedo decir algo?
Ignacio: Quedó bien claro, antes de dejaros entrar, que el público asistente no puede intervenir en las deliberaciones, ni en las votaciones que están establecidas en el orden del día.
Pedro: Pero es que mi mujer no ha podido venir y me ha encargado que hable en su nombre.
Ignacio: Sólo si la autoridad lo faculta, terminado el orden del día, se podrá plantear algún ruego o pregunta.
Pedro: Pero esto no es justo ni democrático.
Ignacio: Es el procedimiento, y a él nos tenemos que ceñir, sino, esto sería la anarquía.
Juan: Ignacio: Ya que Pedro viene en nombre María. Sólo por esta vez, y sin que sirva de precedente, que diga lo que tengas que decir.
Pedro: María, mi mujer, dice que se opone a este plan urbanístico, y me ha dicho que os trasmitiera su voto negativo al plan, porque incluye la construcción de un gran complejo de campos de golf, con un hotel de 5 estrellas y las 3000 chalets de lujo sólo para socios, Nadie ha sacado este tema aquí.
Juan: Este es un tema que ya está hablado. Y en el que todos estamos de acuerdo- menos tu mujer que no está.
Pedro: Pero antes de su aprobación debería darse a conocer los intereses que hay detrás.
Juan: Ovidio está más enterado, y os puede contar los detalles técnicos.
Ovidio: Toda la información técnica fue publicada, y ya se ha discutido. Todo el pueblo está de acuerdo con seguir con el plan.
Daniela: El pueblo está enterado. Habrá más trabajo: para los comercios, para los bares. Se necesitarán restaurantes de calidad. Y tendremos un polideportivo de calidad.
Ignacio: La construcción se incrementará y se necesitará más mano de obra que saldrá del pueblo.
Carlos: Aunque tú, Pedro no lo creas, Hemos analizado todos los pros y los contras de esta operación, y gana por mayoría, los beneficios que nos aportará. No todo es malo en el desarrollo.
Ovidio: Los vecinos saldrán beneficiados, sus casas y solares se revalorizarían.
Juan: Debemos seguir con el orden del día. Y no se permitirá más interrupciones.
Ignacio: Procedamos a la votación.
(Todos menos los vecinos oyentes levantan una mano)
Ignacio: Visto el resultado, certifico que la propuesta de ampliación del plan urbanístico presentado, queda aprobada por unanimidad- Los ausentes no cuentas. Así que sin más dilación: pasemos a ver el siguiente punto de esta sesión, que es la aprobación, si procede, del presupuesto para la ampliación del plan director urbanístico. Tiene la palabra el Sr. Alcalde.
Juan: Gracias. Aprobada ya la ampliación del plan urbanístico, pasemos a presentar los presupuestos de dicho plan. El presupuesto está estructurado para que no cueste ni un duro al erario público: como se ve en las hojas adjuntas que expondrá Ovidio.
Ovidio: Gracias Sr. Alcalde. Todos los costes de las nuevas obras están subvencionados por las empresas que participan en el plan. Luego nuestra función sólo consistirá en verificar y controlar que todo se haga de acuerdo al plan previsto.
Daniela: Todos nuestros vecinos estarán agradecidos de que esta ampliación de servicios, no les cueste nada.
Ovidio: Esfuerzo nos ha costado, llegar a esta óptima situación, no ha sido fácil, hemos tenido largas y duras negociaciones con las empresas implicadas. Las cuentas están claras…y como ya han sido revisadas meticulosamente por todos los presentes, así como por la intervención contable competente; creo que es hora de pasar a su aprobación.
Ignacio: Se procede a votar a mano alzada su aprobación. ¿Se aprueban los presupuestos de la ampliación al plan urbanístico?
(Todos menos los vecinos oyentes levantan una mano)
Ignacio: Visto el resultado, certifico la aprobación del presupuesto del nuevo plan urbanístico, queda aprobada por unanimidad. Pasamos al siguiere punto del día: Se procede a tratar los temas pendientes de Cultura y Deportes que por falta de tiempo, quedaron pospuestos de la sesión anterior. Tienen la palabra los Sres. Concejales de Cultura y Deportes.
Daniela: Carlos, tú primero.
Carlos: De ninguna manera, primero las damas.
Daniela: Primero tú, lo tuyo es más antiguo.
Carlos: No Daniela, lo tuyo es más urgente.
Juan: Bueno, empezar ya, que no tenemos toda la tarde, que hoy hay partido de la Champion. Venga, que empiece Daniela.
Daniela: Bueno, ya sabéis lo que pasó en el partido de la semana pasada. No podemos dejar pasar más tiempo sin que establezcamos un plan de control para el futbol. Hemos hecho varias propuestas para asegurar la seguridad en el campo. Está la valla metálica para separar el terreno de juego del público. La otra opción es contratar un servicio de seguridad.
Ignacio: Nos haría falta, por lo menos 20 seguratas, para todos los domingos; y poder controlar la entrada y a los bordes que vienen al terreno durante los partidos.
Ovidio: Además, si no juegan los mayores, juegan los chavales y en estos partidos, los padres todavía se calientan más cuando reciben leña sus hijos.
Juan: Esto de los seguratas es una sangría que el pueblo no puede asumir.
Carlos: Daniela, poner una alambrada, no se puede.
Ignacio: La normativa de seguridad no lo permite.
Daniela: Entonces, no nos queda otra que, no dejar pasar a la gente a ver los partidos.
Ovidio: Más personal de seguridad. Es la única solución posible. He estado hablando con las empresas que se van a instalar en el polígono industrial. También están preocupadas por la seguridad en la zona del polígono.
Juan: Sobre todo ahora, que esa zona está deshabitada, por ahí no circula un alma. Tienen miedo a los robos.
Carlos: Ha aumentado la población temporal y de extranjeros en la zona, vienen a los trabajos temporales de recolección…y es un peligro, después del trabajo, se quedan vagabundeando, desperdigados por toda la comarca.
Ovidio: A lo que iba, hay mucho dinero invertido en maquinarias y materiales industriales en el polígono y eso no puede quedar abandonado. Ya han empezado los robos de material eléctrico.
Juan: Por estas razones de seguridad, el ayuntamiento está colaborando con los empresarios y comerciantes de la zona.
Ignacio: Así es, por eso es imprescindible la creación de un consorcio de seguridad que preste este servicio. Se está creando una empresa de seguridad privada, cumpliendo todas las normas legales, por supuesto, para mejorar la seguridad en la zona y que beneficie a todos.
Ovidio: Aprovechémoslo. Antes de esta reunión, les he puesto como condición a los empresarios, que el personal que contraten también tiene que ayudar en la seguridad al pueblo. Les pedi que cuando el Ayuntamiento lo requiera, por motivos de seguridad, deberán prestar sus servicios a este consistorio.
Ignacio: Eso está bien.
Ovidio: En concreto, les planteé el problema que tenemos de seguridad durante los partidos del futbol. No estuvieron reacios, creo que aceptaron, sólo falta ajustar algunos flecos compensatorios. Así que en el futuro, esperemos que este problema este resuelto.
Juan: Obviamente, se tardará un tiempo mientras se constituye la empresa de seguridad y se obtienen los permisos pertinentes.… Pero a la larga, creo que el problema de inseguridad en los partidos, y el todo el término, estará arreglado.
Daniela: Pero el problema lo tenemos hoy, y hasta entonces, ¿qué hacemos? No vamos a interrumpir los partidos de las ligas en que participamos. Necesitamos una solución inmediata.
Carlos: Propongo que hasta que se tenga ese personal de seguridad, el Ayuntamiento contrate o haga venir a más policía.
Juan: Carlos, me gustaría tener un cuerpo de policías municipales propio, pero el ayuntamiento no puede asumir ese coste, tampoco tenemos habitantes suficientes que lo justifique... Y bastante hace la Guardia Civil en mandar una patrulla cuando puede, sé que no tienen suficientes agentes.
Daniela: ¿Entonces qué? Tendrás tú que asumir la responsabilidad de lo que pase en el campo. La Federación de fútbol ya nos ha multado varias veces. Estos desmanes tienen que acabar.
Juan: Lo único que se me ocurre es solicitar apoyo a Protección Civil de otros pueblos, les pagamos las dietas y los desplazamientos, e incrementamos la plantilla de seguridad con este personal.
Carlos: No sé,... en muchos de esos pueblos también tiene partidos. ¿No sé si vendrán?
Juan: Dadme un semana, el próximo miércoles tenemos reunión los alcaldes de los pueblos de la zona, plantearé el problema y seguro que a alguna solución llegaremos. Os mantendré informados.
Carlos: Bien, visto lo visto, ahora va lo mío. Lo mío es lo de siempre, Ya sé que no queda dinero. Y que no hay ni un duro para actividades culturales.
Ignacio: Así es, el siguiente punto es Cultura.
Carlos: Me toca: Como sabéis, a todos los organismos competentes y a muchos más, ya les hemos sacado todo lo que se les podía sacar. Nos han dado ayudas similares a la de otros años. Y lo que es peor, con las mismas formas y condiciones. Así que vienen los mismos grupos subvencionados, los de todos los años.
Daniela: Tenemos a la gente del pueblo aburrida. Siempre con las mismas músicos, los mismos grupos de teatro, hasta los mismos payasos.
Pedro: (interrumpe y se pone de pie): Todos los años, en las mismas fechas, repetís las mismas actividades, ya podríais pensar un poco.
Ignacio: Tú a callar o llamo al alguacil para que te saque.
Carlos: Por eso a las actividades culturales siempre asisten los mismos, o cada vez menos personal; la gente se aburre. Y después, aguanta las quejas de los que vienen… y de los que no vienen. Ya casi no salgo de casa para no cruzarme con nadie, mando a mi mujer a comprar.
Juan: Lo malo de tener un cargo público es que la gente no te deja en paz. Creen que estás para atender todos sus problemas, a todas horas y en todas partes. Siempre hay algún disgustado, listillo o pesado que tiene que darte la murga.
Daniela: De estos no nos salva nadie.
Juan: Y del dinero, a corto plazo, nada de nada, no tenemos ni un euro en caja. Lo que si puede ser es que en el futuro, podemos conseguir que alguna de las nuevas empresas, financie, o done dinero para actividades culturales.
Ignacio: Ya sabéis que lo que gastan en cultura las empresas, les desgrava hacienda. Además, hay que hacer previsiones realistas; no se puede improvisar el gasto en función de la moda cultural, no somos una veleta girando según el aire que corre.
Ovidio: Perdona que me meta, ya se que cultura no es mi competencia, pero antes de la reunión estuve hablando con Mario, que lo tenemos aquí de vecino, si me equivoco puede corregir mis palabras. Me contó que los empresarios estarían dispuestos a dar una considerable cantidad dinero para mejorar la oferta cultural del pueblo.
Carlos: Hombre, es la primera noticia agradable que recibo en el día. ¿Y a cuánto ascendería?
Ovidio: Depende.
Carlos: ¿Cómo que depende?, ¿de qué depende?
Ovidio: Depende de las actividades que proponga el ayuntamiento. A los empresarios no les gusta despilfarrar el dinero.
Carlos: No entiendo… ¿Y quién va a proponer las actividades?
Ovidio: Pues el ayuntamiento,… pero antes de soltar el dinero, los empresarios quieren conocer en que actividades se va a invertir. La cantidad de dinero que den, estará supeditada al tipo de actividad a que se dedique.
Daniela: Lo que quieren es publicidad…es legítimo. Todos perseguimos algún beneficio. En definitiva, quieren negociar su plan de inversiones.
Juan: A mi no me parece mal. Las actividades culturales que venimos haciendo con fondos propios, ya las tenemos. Y sería incrementar la oferta cultural con nuevas aportaciones e ideas. Deberíamos tener una reunión con ellos para definir todos estos temas.
Ovidio: Voy a ser franco, los empresarios quieren actividades para que vengan gente de afuera, a ver los espectáculos y a consumir.
Daniela: ¡Lógico, quieren más negocio para sus comercios!
Ovidio: Por ello, están dispuestos a incrementar sustanciosamente su aportación en las fiestas, en especial en lo referente a los toros, que es lo que trae gente…Pagarían todo el gasto de la plaza. ¡Qué no es poco!
Carlos: ¡Vamos que más cultura de toda la vida! ¡Más toros y marcha! Yo no sé qué concepto tenéis de cultura, pero los desmadres de las fiestas lo único que produce es más barbarismo.
Ovidio: Un momento. Siempre, y tradicionalmente, la comisión de fiestas ha gastado un buen peñisco del presupuesto asignado a cultura, en toros.
Carlos: ¿Y ahora proponéis más de lo mismo? ¡Esto es de locos!
Juan: Carlos, no te ofusques, seamos prácticos. Si los empresarios están dispuestos a correr con todo el gasto taurino, nosotros nos centraremos en financiar las demás actividades culturales, mejorándolas e incrementándolas. A mi me parece que no es un mal trato.
Ovidio: Hasta los constructores están de acuerdo en esto. Que haya vidilla en el pueblo, les beneficia, dicen que incrementa el valor de las viviendas.
Carlos: ¡Dios Santo, lo que hay que oír! Me queréis hacer comulgar con ruedas de molino. Pero la cultura es de todos, y tenemos la que nos merecemos. Si creéis que es lo mejor para el pueblo, no se hable más. Me someto a la voluntad popular. Tengamos esa reunión con los empresarios de la cultura, y acabemos con este trago taurino.
Juan: Luego, la aprobación definitiva del presupuesto de cultural, queda pendiente para después de lo que se acuerde en la futura reunión con los empresarios, que tú Ovidio fijarás y acordarás con ellos. También debe asistir a ella los concejales de: Cultura, Deportes y Medio Ambiente: María, que hoy no ha podido venir por enfermedad, pero que algo tendrá que decir.
Escena 5
Ignacio: Acabado los temas del orden del día, pasemos a ruegos y preguntas ¿Si no hay inconveniente por parte de la autoridad?
Pedro: Ya era hora, conociéndoos, no sé para qué he venido aquí. Ya está todo dicho, decidido y sentenciado. ¡A ese esperpéntico plan urbanístico, no lo para nadie!
Daniela: Es lo que hemos acordado democráticamente.
Pedro: Ya está todo dicho, Me repito, no sé qué pinto aquí. De todas maneras, no me voy a quedar con las ganas, lo voy a decir otra vez; aunque sólo sea para que a alguno le muerda la conciencia y me sigáis llamando el toca pelotas.
Ovidio: ¡Portavoz de su mujer, a lo que llegan algunos!
Pedro: María no ha podido venir, está mala. Después de haberos escuchado, creo que mala la habéis puesto. Vosotros,... Sí: con vuestro plan de desarrollo. Desde luego, es mejor que no haya venido; se le hubiera puesto el cuerpo mucho peor.
Ignacio: ¿Puedes ir acabando? Hoy hay partido de la Champion.
Pedro: Partido, partido…Por supuesto que en el pueblo hay personas que este proyecto les beneficia directamente: comerciantes, dueños de bares, restaurantes, constructores… Los de siempre, los que tienen posibles. Estos que ahora se estarán frotándose las manos por los futuros pingües beneficios que esperan obtener. ¿Quiénes?... como siempre; los ricos, los propietarios. Todos estos saldrán ganando. Sus casas y solares se revalorizarían. ¿Pero todos estos, qué representan? ¿El 10% de la población?
Juan: Estás muy equivocado, beneficia a todos, directa o indirectamente.
Pedro: Sí, a las fuerzas vivas y poderosas del pueblo. No te digo, a los de siempre, a los que vivís de maravilla. Este plan os viene muy bien. ¿Y que pasará con el resto, con el 90% que se tiene que buscarse las habichuelas a diario? ¿Y a los otros?..., a los pobres, a los parados, ¿Qué? - Por un período de tiempo – y mientras duran las obras, también estarán contentos, tendrán trabajo y podrán comer. Pero después… ¿Qué? Subirá la contribución urbana de las zonas donde viven, al pasar a ser una zona de ricos. Diréis que sus casas tienen mayor valor añadido. Tendrán que pagar más, para que su barrio esté bonito y limpio, con buenos servicios.
Ovidio: ¡Nadie ha hablado de subir la contribución urbana!
Pedro: Subirán los precios de los comestibles, las consumiciones de los bares. Porque todos los comerciantes, buscarán ganar más con los clientes ricos, satisfaciendo sus gustos y caprichitos. Eso sí, todo será de mejor calidad: Los comedores de trabajadores pasarán a ser restaurantes con estrellas Michelin; las tiendas de ropas, “boutiques”; las tiendas de comestibles, Centros comerciales de alto “estanding”.
Daniela: Eres un exagerado.
Pedro: Ya lo verás Daniela, poco a poco, la gente del campo se verá empujadas a vender sus tierras y casas. Los que no se adapten, se tendrán que ir a otros pueblos, donde puedan trabajar con la tierra de otros, que es lo único que saben hacer. Los privilegiados que vendan sus tierras y casas a buen precio, se comprarán un pisito en la capital, donde pasarán los últimos años de sus vidas, en los bares y en los parques; con el recuerdo lastimoso del campo que vieron sus ojos de niño.
Ignacio: ¿Este perorata ya la conocemos.¿Puedes terminar ya?
Pedro: Recordad… reíros cuando los viejos, obligados, al no poder sostener sus viejas casas: también venderán. Vuestros abuelos acabarán sus días en una residencia, pagada con el dinero de la venta de sus viejas propiedades. Poco a poco este pueblo pasará a ser un pueblo moderno y de ricos… Ricos que pasan aquí las vacaciones; o nuevos ricos, residentes de fines de semana…De los antiguos habitantes, al principio quedarán unos pocos, los que consigan adaptarse a los trabajos de sirvientes, o servicios, en el complejo golfístico: De jardineros, vigilantes de las urbanizaciones, de cajeras del centro comercial de lujo, de camareras…Después, poco a poco, por los bajos sueldos, serán sustituidos por emigrantes de otros colores y acentos, de más bajo coste, que permiten incrementar los beneficios empresariales.
Ignacio: Acaba ya, que nos tenemos que ir.
Pedro: Con la aprobación de este plan de desarrollo que habéis votado: Negro será el futuro que nos espera. A algunos les viene bien y serán nuevos ricos, codeándose con famosos y con las clases altas de siempre. Pero este ya no será el pueblo agrícola que hasta ahora conocemos. Ni el campo que nos rodea será igual, habrá que pagar para pasear por él. Los que os hayáis enriquecido, arrastraréis un carrito con palos y una pelotita, a la que habrá que golpear para meterla en un hoyo. ¡Vaya futuro más productivo que os espera!
Ovidio: Anda que vaya discursito catastrofita que nos estás soltando. Ya conocemos tus argumentos. Antes ibas de anarquista republicano ¿Y ahora qué? ¿Te has pasado a los ecologistas visionarios de futuro incierto del mundo? Lo tuyo no cambia, siempre dando la nota.
Juan: Menos mal que no te apoya ni Dios. La mayoría del pueblo quiere progresar y mejoras. Tú no convences a nadie. No sé por qué te aguantamos. Claro que siempre tiene que haber una oveja negra, un rarito, en la familia, y a nosotros nos has tocado en una mala rifa.
Daniela: Te pongas como te pongas, este plan va a salir, así que no deberías molestarte en venir a contarnos tus batallitas.
Ovidio: Y si tanto te molesta la actitud de la mayoría del pueblo, la carretera de salida está siempre ahí. Aunque no sé si en otro lugar te aguantarían.
Ignacio: Creo que ya está todo dicho, es tarde, se cierra la sesión.
------------------------------------------------------
Que lo disfrutéis

lunes, 29 de junio de 2009

El Hereje


Miguel Delibes demustra en esta novela que es un ESCRITOR con mayúsculas. Que es un creador que mediante el manejo del lenguaje, reproduce con notable exactitud, el desconocido y lejano ambiente de la Castilla del siglo XVI. Presenta frases perdidas y olvidadas del castellano, se recrea en viejas palabras, como si fueran conocidas, actuales; a pesar de no ser de uso común. Estas hermosas palabras, puestas en el papel por Miguel Delibes, enriquecen la historia que nos cuenta.
Es un libro que permite el reencuentro con el castellano más auténtico, manejado con precisión por este gran escritor vallisoletano. El lenguaje y su composición son claros, ligeros; las frases fluyen, con un ritmo de narración exquisita, y te van sumergiendo dentro de ambiente de la Valladolid del año 1.517, con esa austeridad propia de la meseta. Los textos no llevan ni una palabra de más, sólo las estrictamente necesarias, Destaca la riqueza de vocabulario empleado. Delibes nos muestra la riqueza del lenguaje de su tierra.
Novela vital, histórica, muy particular: nos cuenta la vida de Cipriano Salcedo, vallisoletano nacido el mismo año en el que Martín Lutero fijó sus noventa y cinco tesis contra las indulgencias en la puerta de la iglesia de Wittenberg, coincidencia que marcará toda su vida. Esta novela histórica nos lleva desde el nacimiento de Cipriano hasta su muerte en la hoguera acusado de herejía, a través de los hechos acontecidos en su vida y la de sus allegados, presentándonos sus tribulaciones morales con respecto a la religión y a la moral como eje fundamental de su trayectoria vital. Nos arrastra, con su prosa mágica, a vivir sus preocupaciones con respecto a la existencia o no del purgatorio, haciéndonos sufrir con los problemas de conciencia que le provocan los vaivenes de su proceder con respecto a sus familiares, asalariados, esposa y amigos, y llevándonos por las calles de Valladolid, junto con Cipriano y los de su grupo, para morir abrasados en la hoguera.
Novela extensamente documentada, cuyo clímax final contrasta con el transcurso plácido de la narración, en el que la tragedia y la ternura se mezclan dejando un regusto amargo. Novela redonda, exacta, calibrada en sus más mínimos detalles, rica en vocabulario, que se lee sin esfuerzo aparente, de prosa fuerte, perfecta y sobre todo, moralmente profunda. A ser paladeada como un buen vino.

martes, 16 de junio de 2009

Kafka y la muñeca viajera


La obra Kafka y la muñeca viajera del escritor barcelonés Jordi Sierra i Fabra ha ganado el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil que cada año concede el Ministerio de Cultura de España. Esta novela está inspirada en un episodio real de la vida de Franz Kafka que lo llevó a convertirse en un “cartero de muñecas”.

En el último año de su vida, Kafka encontró en el parque Steglitz de Berlín a una niña que lloraba desconsoladamente. La niña contó a Kafka que había perdido a su muñeca, pero éste le explicó que su muñeca estaba en realidad de viaje y que a través de él, el cartero de las muñecas, podrían estar en contacto. Así, durante tres semanas, Kafka fue escribiendo y entregando cartas en nombre de la muñeca viajera a la pequeña.

De acuerdo. Esa historia. La historia de la muñeca... Estamos en el último año de vida de Kafka, que se ha enamorado de Dora Diamant, una chica polaca de diecinueve o veinte años de familia hasídica que se ha fugado de casa y ahora vive en Berlín. Tiene la mitad de años que él, pero es quien le infunde valor para salir de Praga, algo que Kafka desea hacer desde hace mucho, y se convierte en la primera y única mujer con quien Kafka vivirá jamás. Llega a Berlín en el otoño de 1923 y muere a la primavera siguiente, pero esos últimos meses son probablemente los más felices de su vida. A pesar de su deteriorada salud. A pesar de las condiciones sociales de Berlín: escasez de alimentos, disturbios políticos, la peor inflación en la historia de Alemania. Pese a ser plenamente consciente de que tiene los días contados.

Todas las tardes, Kafka sale a dar un paseo por el parque. La mayoría de las veces, Dora lo acompaña. Un día, se encuentra con una niña pequeña que está llorando a lágrima viva. Kafka le pregunta qué le ocurre, y ella contesta que ha perdido su muñeca. Él se pone inmediatamente a inventar un cuento para explicarle lo que ha pasado. "Tu muñeca ha salido de viaje", le dice "¿Y tú cómo lo sabes?", le pregunta la niña. "Porque me ha escrito una carta", responde Kafka. La niña parece recelosa. "¿Tienes ahí la carta?", pregunta ella. "No, lo siento", dice él, "me la he dejado en casa sin darme cuenta, pero mañana te la traigo." Es tan persuasivo, que la niña ya no sabe qué pensar. ¿Es posible que este hombre misterioso esté diciendo la verdad?

Kafka vuelve inmediatamente a casa para escribir la carta. Se sienta frente al escritorio y Dora, que ve cómo se concentra en la tarea, observa la misma gravedad y tensión que cuando compone su propia obra. No es cuestión de defraudar a la niña. La situación requiere un verdadero trabajo literario, y está resuelto a hacerlo como es debido. Si se le ocurre una mentira bonita y convincente, podrá sustituir la muñeca perdida por una realidad diferente; falsa, quizá, pero verdadera en cierto modo y verosímil según las leyes de la ficción.

Al día siguiente, Kafka vuelve apresuradamente al parque con la carta. La niña lo está esperando, y como todavía no sabe leer, él se la lee en voz alta. La muñeca lo lamenta mucho, pero está harta de vivir con la misma gente todo el tiempo. Necesita salir y ver mundo, hacer nuevos amigos. No es que no quiera a la niña, pero le hace falta un cambio de aires, y por tanto deben separarse durante una temporada. La muñeca promete entonces a la niña que le escribirá todos los días y la mantendrá al corriente de sus actividades.

Ahí es donde la historia empieza a llegarme al alma. Ya es increíble que Kafka se tomara la molestia de escribir aquella primera carta, pero ahora se compromete a escribir otra cada día, única y exclusivamente para consolar a la niña, que resulta ser una completa desconocida para él, una criatura que se encuentra casualmente una tarde en el parque. ¿Qué clase de persona hace una cosa así? Y cumple su compromiso durante tres semanas, Nathan. Tres semanas. Uno de los escritores más geniales que han existido jamás sacrificando su tiempo (su precioso tiempo que va menguando cada vez más) para redactar cartas imaginarias de una muñeca perdida. Dora dice que escribía cada frase prestando una tremenda atención al detalle, que la prosa era amena, precisa y absorvente. En otras palabras, era su estilo característico, y a lo largo de tres semanas Kafka fue diariamente al parque a leer otra carta a la niña. La muñeca crece, va al colegio, conoce a otra gente. Sigue dando a la niña garantías d su afecto, pero apunta a determinadas complicaciones que han surgido en su vida y hacen imposible su vuelta a casa. Poco a poco, Kafka va preparando a la niña para el momento en que la muñeca desaparezca de su vida por siempre jamás. Procura encontrar un final satisfactorio, pues teme que, si no lo consigue, el hechizo se rompa. Tras explorar diversas posibilidades, finalmente se decide a casar a la muñeca. Describe al joven del que se enamora, la fiesta de pedida, la boda en el campo, incluso la casa donde la muñeca vive ahora con su marido. Y entonces, en la última línea, la muñeca se despide de su antigua y querida amiga.

Para entonces, claro está, la niña ya no echa de menos a la muñeca. Kafka le ha dado otra cosa a cambio, y cuando concluyen esas tres semanas, las cartas la han aliviado de su desgracia. La niña tiene la historia, y cuando una persona es lo bastante afortunada para vivir dentro de una historia, para habitar un mundo imaginario, las penas de este mundo desaparecen. Mientras la historia sigue su curso, la realidad deja de existir.

Jordi Sierra i Fabra es hoy por hoy el escritor español vivo con más libros publicados (315) y un habitual de los textos escolares. Ha ganado premios como el Ateneo de Sevilla, fue candidato al premio internacional Hans Christian Andersen (el “nobel” de la literatura infantil) y encabeza una fundación dedicada a la promoción de la literatura infantil.

martes, 19 de mayo de 2009

Un día Perfecto


Mazzucco nos cuenta la historia de una familia: un policía, enloquecido, Buonocore, su mujer, Emma, y sus hijos, Valentina y Kevin. Y nos cuenta también la historia de todos los personajes que pululan a su alrededor: los amigos/enemigos de Kevin, en el colegio, el político para quien trabaja a quien guarda las espaldas Buonocore, Elio, junto a su mujer, Maja, la hija de ambos, Camilla y el hijo del político, Aris.

Buonocore está separado de Emma, a la que ha maltratado sistemáticamente, hasta que ésta se ha marchado, junto a sus dos hijos, a casa de su madre. Está obsesionado con ella. Emma lucha por olvidarse de él mientras mal vive en una casa pequeña, decidida a volver a empezar, después de todo. Valentina se hace un piercing, en busca de su identidad, enfadada con su madre, a la que culpa de la separación. Kevin, con un ojo vago tapado por un esparadrapo, sufre el acoso de sus compañeros de colegio y es ayudado por Camilla, la hija del político al que guarda las espaldas su padre, y le invita a su fiesta de cumpleaños, mientras Maja, su madre, se debate entre el deseo que siente por Aris, el hijo de su marido, un anti sistema que juguetea con el terrorismo, y el aburrimiento de su vida de rica, o el propio político, Elio, que se equivoca de discurso en un mitin muy conflictivo y que es defenestrado por el presidente.

Historias que van creciendo, que van tomando forma y que terminan convergiendo. Pero lo más interesante de esta novela no es tanto el argumento como los sentimientos, la profundidad con la que analiza a cada uno de los personajes. Desde esa noche en la que descubrimos al policía vigilando la ventana de su mujer, la autora se empeña en explicar, radiografiar, penetrar en los sentimientos de cada uno, para que los entendamos, para que sepamos por qué hacen lo que hacen, sienten lo que sienten, reaccionan como reaccionan.

Es una novela extraordinaria, profunda, bien escrita, con una estructura brillante, con unos personajes reconocibles, cercanos. Hay algunas historias, como el deseo que sienten Maja y Aris, y su escapada por los bajos fondos romanos, o el fracaso de Elio el político, que se resuelven al final con una pincelada, nada más, como si la autora sólo quisiera contarnos ese día, tan perfecto, en el que cambiaron las vidas de tantos, pero también nos dijera que la vida continúa, que aunque cerremos el libro, los personajes seguirán viviendo, otros días, y que seremos nosotros los que tendremos que contarlos.

Esta mujer trata la violencia de género en sus trabajos, como lo cuenta en esta entrevista
Aquí también está otra traducción de otra entrevista
A leer. Un beso a todos.

jueves, 30 de abril de 2009

Muerte en la Fenice




El renombrado director de orquesta Helmut Wellauer aparece muerto, envenenado con cianuro potásico, durante una representación de La Traviata en el célebre teatro veneciano de La Fenice. Hasta el comisario Guido Brunetti, acostumbrado a la laberíntica criminalidad de Venecia, se asombra de la cantidad de enemigos que el músico ha dejado en su camino a la cumbre. Pero, ¿cuántos tenían motivos suficientes para matarle?Conocido y querido ya por miles de lectores, el comisario Brunetti, armado tan sólo con su paciencia y sagacidad, resuelve en esta sugerente novela policiaca su primer caso. Muerte en La Fenice fue galardonada en Japón con el prestigioso Premio Suntory a la mejor novela de intriga y convirtió en poco tiempo a Donna Leon en el gran boom de la novela policiaca en Europa. Un excelente comienzo.

Datos de la autora




Mas información




Página Personal


jueves, 12 de marzo de 2009

La vieja sirena



Sinopsis
En el siglo III d. C., una misteriosa mujer de origen desconocido recorrerá los territorios de un imperio que se desmorona hasta llegar a Alejandría, donde conocerá a dos hombres que marcarán inexorablemente su destino: Ahram, el Navegante, un hombre de acción sediento de poder, y el filósofo Krito, poseedor del don de la palabra, hombre y mujer a un tiempo.

Crítica
"La vieja sirena es, en apariencia, una historia sencilla, bien estructurada e indeciblemente bien escrita, con un complejo entramado de signos, que atrapa al lector con la historia de la sirena de los muchos nombres, y que ya no lo soltará hasta que él mismo se convierta en el nexo entre pasado y presente.
María José Navarro, en Reseña, Nº 215, marzo de 1991.

Página del autor
Entrevista al autor
su vida

A leer.

miércoles, 11 de marzo de 2009

martes, 3 de marzo de 2009

Poema de Cesar Vallejo

Como nadie escribe, yo escribo. Por cierto, si queréis que algo salga directamente aquí, mandármelo a mi correo jesusmariarocha@gmail.com. Voy a colgar una de sus poesías y los comentarios que hago del poeta:

Masa
Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
«No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: «Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vió el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar…

CesarVallejo
10 de noviembre de 1937

Creo que es uno de los poemas más bellos que existen. Cesar Vallejo, consigue que se pongan los pelos como escarpias cuando se le lee. Sus poemas no son bellos en el sentido de belleza fuera de este mundo, su poesía toca lo mejor de nosotros llevándolo a flor de piel. Cesar Vallejo, a pesar de escribir en grande, como los riscos de los Andes; escribe con letras pequeñitas de este mundo. Usa la fuerza de la razón. Expresa la justicia en su justo término, es consciente de las falta de pan que tiene su pueblo en los tiempo espeso de acontecimientos que le tocó vivir. Hombre serio, enjuto, de rostro quebrado, de pellejo seco, barbilampiño, pelopincho, mezcla de telúrica de indio del altiplano y de dioses españoles. Mirada como perdida, con su frente que todo lo abarca. Pero su mirad ve más allá del mar y del océano, colgada entre sus claros cielos y los riscos andinos, buscando el infinito más allá de crestas y valles; como un cóndor en vuelo de altura. Sí, Vallejo es bello, henchido de palabras eructadas como exabruptos al cielo o diamantes sacados del fondo de la tierra. Cesar Vallejo, como todo buen poeta transciende al tiempo, a la muerte, a la vida, es puro hombre, crespón de luz infinita.

Más datos del poeta:
http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A9sar_Vallejo

miércoles, 25 de febrero de 2009

Almas Grises


Ganadora del prestigioso premio Renaudot y elegida Libro del Año por los libreros franceses y la revista Lire, esta novela posee una belleza sombría y seductora que emana tanto del clima misterioso que envuelve la historia como del profundo y descarnado retrato de los personajes que la componen.
Diciembre de 1917. En un pequeño pueblo del norte de Francia, el cuerpo sin vida de una hermosa niña aparece flotando en el canal. A la escena del crimen acuden, acompañados por el incesante tronar de los cañones y el acre olor a pólvora de un frente que se desgarra a escasos kilómetros, un policía, un juez instructor y un militar. En este mundo provinciano, el asesinato de Belle suscita innumerables sospechas, despierta viejos rencores y sacude un orden social que se tambalea. Todos los indicios apuntan al fiscal Destinat, un rico aristócrata ya jubilado, pero el juez designará como culpables a dos desertores apresados en las cercanías del lugar del crimen. Sin embargo, la crónica de los hechos, escrita por el policía veinte años después del suceso, invita al lector a descubrir una realidad inesperada. En su implacable relato, donde la emoción aparece retenida por el pudor del narrador, nadie es inocente, y los culpables, de una forma u otra, son también víctimas. El gris es el tono dominante, pero no el gris de la muerte, ni el del duro clima invernal, ni siquiera el de la cobardía, sino el gris en que se desenvuelve la condición humana: la ausencia de certezas absolutas, las sombras, los claroscuros, en suma, el peso rotundo de la duda.
El autor:

Ha sido docente y guionista de cine y televisión. Durante su época de maestro dio clases en liceos y en laUniversidad de Nancy II, donde fue profesor de Antropología Cultural y Literatura. En su tiempo libre también impartió clases a niños discapacitados y a presos.

Gran admirador de Simenon y del Jean Giono de la posguerra, publicó su primer libro, Meuse l'oubli, cuando tenía treinta y siete años. Sus novelas y libros de relatos han sido galardonados en varias ocasiones: la novela J'abandonne recibió el premio Francia Televisión 2000, el libro de relatos Petites mécaniques obtuvo elpremio Goncourt de Novela 2003; Almas grises, su quinta novela, fue galardonada con el prestigioso premio Renaudot, también en 2003, y El informe de Brodeck fue premio Goncourt de los Estudiantes 2007.

En 2008 fue director y guionista de la película Il y a longtemps que je t'aime (Hace mucho que te quiero)

Tema:

La novela es la narración que hace el protagonista de hechos ocurridos 20 años antes, cuando ejercía como policía en un pueblo sin nombre, próximo a un frente cualquiera de la primera guerra mundial. El relato arranca con el asesinato de una niña, cuyo cadáver aparece flotando en un canal. No es ésa la única muerte, ni lo más destacado de la obra, pero sí lo que da pie a que Claudel describa con frases cortas, rotundas, los efectos de una guerra que no se ve y muestre personajes convertidos en estereotipos de la corrupción, la cobardía o la traición.

"Uno de los motores de las guerras es el sentimiento nacional llevado a la locura —explica—; se puede estar orgulloso de pertenecer a un lugar o a una lengua, pero es preciso que ese sentimiento no sea más fuerte que el respeto que merecen los otros". La novela mantiene un tono de intriga y un interés que aguanta hasta la última línea, cuando el lector descubre que no hay "ni cabrones ni santos ni inocentes", y que lo que domina es el gris. "La escritura es para mí una forma de humanismo —añade—, de acercarme al otro y preguntarle quién es". Claudel da en su novela un tratamiento muy distinto a los personajes masculinos y femeninos.


jueves, 19 de febrero de 2009

jueves, 12 de febrero de 2009

EL DESIERTO DE LOS TÁRTAROS

La fascinación que desde su aparición en 1940 ha despertado EL DESIERTO DE LOS TÁRTAROS, la más célebre novela de DINO BUZZATI (1906-1972), proviene del paisaje formal de la fábula que narra, no de su significación oculta. Con todo, la historia del oficial Giovanni Drogo, destinado a una fortaleza fronteriza sobre la que pende una amenaza aplazada e inconcreta, pero obsesivamente presente, se halla cargada de resonancias que la conectan con algunos de los más hondos problemas de la existencia: la seguridad como valor contrapuesto a la libertad, la progresiva resignación ante el estrechamiento de las posibilidades vitales de realización, la frustración de las expectativas de hechos excepcionales que cambien el sentido de la existencia. Otras obras de Buzzati es: «Los siete mensajeros y otros relatos» (LB 1772).
Algo sobre el autor:
La obra literaria de Dino Buzzati remite, por una parte, a la influencia de Kafka por el escarnio y la expresión de la impotencia humana enfrentada al laberinto de un mundo incomprensible. Pero también remite al Surrealismo, como acaece en sus cuentos en donde la connotación onírica está siempre muy presente. Aunque tal vez el más convincente de los intentos de establecer relaciones haya que buscarlo en su parentesco con las corrientes existencialistas de los años 1940-1950. O en la proximidad al espíritu de "La náusea" (1938) de Jean-Paul Sartre; o en la de Albert Camus con "El extranjero" (1942). Por otro lado debemos volver a remarcar que "El desierto de los tártaros" ha gestado la total notoriedad del autor, que conoció con esta novela el éxito mundial; obra no desprovista en sus descripciones de una cierta relación con un "presente perpetuo e interminable", que vinculan este tópico con otros dos grandes clásicos: Georges Perec y "Las cosas" y Thomas Mann, con su "Montaña mágica".
Llamativamente, Buzzati no aceptó jamás ser considerado un escritor. Se definía, más bien, como un simple periodista que escribía de tanto en tanto ficciones o nouvelles, a las cuales no atribuía gran valor. El juicio de la posteridad y el de sus contemporáneos, ha contradicho muy profundamente el punto de vista del propio Buzzati.