
Se trata de la decimocuarta novela de Banville, galardonada con el prestigioso Premio Broker: “El mar”, se cuenta una historia en la que no sucede nada, pues se alimenta de los recuerdos, superpuestos con el presente de el historiador de arte Max Morden. Tras la reciente muerte de su esposa después de una larga enfermedad, el protagonista se retira a escribir al pueblo costero en el que de niño veraneó junto a sus padres. Pretende huir así del profundo dolor por la reciente pérdida de la mujer amada, cuyo recuerdo le atormenta incesantemente. El pasado se convierte entonces en el único refugio y consuelo para Max, que rememorará el intenso verano en el que conoció a los Grace (los padres Cario y Connie, sus hijos gemelos Chloe y Myles, y la asistenta Rose), por quienes se sintió inmediatamente fascinado y con los que entablaría una estrecha relación. Max busca un improbable cobijo del presente, demasiado doloroso, en el recuerdo de un momento muy concreto de su infancia: el verano de su iniciación a la vida y sus placeres, del descubrimiento de la amistad y el amor; pero también, finalmente, del dolor y la muerte. A medida que avanza su evocación se desvelará el trágico suceso que ocurrió ese verano, el año en el que tuvo lugar la «extraña marea»; una larga y meándrica rememoración que deviene catártico exorcismo de los fantasmas del pasado que atenazan su existencia.
En Banville es importante la introspección del autor para ser testigo del continuo remodelarse del pasado, pero aún lo es más la soledad que conlleva el acto. En la novela, nadie entiende las razones de los otros, y si lo hace, es a través de una piedad que se resiste a ser llamada así por medio de una sardónica distancia. Ésa es la grandeza de esta novela: en un estado de pérdida, de aflicción, uno sólo entiende sus intuiciones y el rastro de las intuiciones de los otros en una ondulación constante, de apariencia maleable, pero también igual a sí misma, que nos mece hasta abandonarnos como un leño empapado en la orilla de la muerte. El autor encuentra la coartada perfecta para dar rienda suelta a constantes referencias pictóricas, su otra gran pasión) que regresa al lugar que marcó su infancia para hurgar en su pasado como camino hacia la comprensión de quién es en realidad. Sin descubrir nada, pues siempre ha sabido en lo más profundo de su ser la pasta de la que está hecho, el protagonista va dando forma a un autorretrato que no le deja en buen lugar. Oportunista, cobarde, insincero, indolente, por momentos cruel, mediocre, retorcido...Morden se describe con una tristeza tan resignada que parece despojada de toda emoción, como si fuera un moribundo afectivo que acepta pacíficamente su destino. Tal es la asunción de su propia condición, tal la indiferencia moral con la que se juzga, que por momentos levanta una barrera con el lector, incapaz de sentir empatía alguna por el protagonista. Pero el sordo hastío con el que analiza sus sentimientos, la anestesia emocional de la que hace gala, no es más que el reflejo de la idea de banalidad fortuita de los acontecimientos que conforman la vida y que flota en la novela, de cómo lo trascendente y lo ridículo son anverso y reverso de la misma moneda. La belleza de las descripciones, la riqueza del lenguaje, la profunda comprensión de la mente humana de Banville, su sabiduría, hacen de “El mar” una pequeña obra maestra.Estábamos con la descripción. El lenguaje narrativo de la descripción cuando se hace expresivo, es decir, cuando busca el efecto, trata de ceñirse a la lengua de los objetos, a sus cualidades, a su materialidad, al tiempo que huye (sólo en cuanto recurso lingüístico) de la conciencia. Banville sabe esto y lo ejecuta de manera virtuosa, no sé si poderosa.
Pues a mi la verdad no me gusta nada. NO se si será porque tengo un trancazo encima o esque el libro es un peñazo. La verdad es que la primera parte del elefante me gustó más. Este lo voy a dejar en la pag. 60. Llego esas páginas y no me dice nada... y ya la descripción de su hija.... total que ahí se queda el libro.
ResponderEliminarA mi no me disgusta este libro. Un poco lento,pero te da la sensaciòn de que va a llegar a algún lugar de un momento a otro, a algo mas transcendente. Me parece lento pero claro, es justo así como debe sentirse el personaje, como a cámara lenta. Esperaré a leer mas para saber donde me lleva.
ResponderEliminarNo es el libro de mi vida. Una primera parte llena casi exclusivamente de descripciones que yo, francamente, no he sabido apreciar. Se me va la mente, no se me forma en mi interior la imagen de lo descrito...No sé. Las críticas literarias sobre las descripciones de Banville son muy buenas, pero desde luego en este libro a mí no me han llegado.
ResponderEliminarTal vez la causa sea ésta: desde el principio sabía "mas o menos" lo que iba a pasar. No el hecho exactamente, pero sí que pasa algo malo, una muerte, e iba avanzando en la lectura repleta de descripciones buscando esa historia terrible y mientras iba leyendo no interiorizaba todo lo que leía. Pasaba por todo ello de puntillas, sin que me subyugase, sin impactarme. Sí, creo que esa es la conclusión, que muchas cosas que cuenta y son importantes (su mujer, su hija, su madre, etc ....)no son impactantes. Interesantes, eso sí, pero para mí les faltaba la fuerza necesaria dentro del relato como para que me "quedase pegada" a la página.
No quiero decir únicamente cosas negativas. Como positivo diría que es una novela excelente para los que gustan de relatos intimistas, de sentimientos, de descripciones existenciales. En ese sentido, ninguna objección. Además hay otra cosa de la trama que sí que me ha resultado muy efectista, y es que nos tiene "engañados" respecto a Rose hasta el final. Eso sí que no me lo esperaba. Aunque lo descubres y tampoco es que pase nada esencial.
Pregunta final para debatir: ¿el regreso a los lugares de su infancia es porque en realidad se siente culpable de las muertes?
Como mi comentario anterior resulta algo negativo, me animo a escribir otra vez para hacer una alabanza a "El mar". ¿Por qué? Pues porque he empezado un libro (no diré título ni autor) que es muy fácil de leer, tiene una temática muy muy interesante pero que estilísticamente o literariamente es muy pobre. Como las dos lecturas han sido tan seguidas, me he dado cuenta, comparándolos, de LO BIEN ESCRITO QUE ESTABA EL LIBRO DE "EL MAR", cosa que no aprecié mientra lo leía. Aunque, como dije en el comentario anterior, no me haya entusiasmado, tengo que reconocer que John Banville tiene una prosa y una manera de escribir muy buena,y de eso me he dado cuenta a posteriori al compararlo con otras formas de escribir.
ResponderEliminarA cada uno lo suyo.